martes, 15 de enero de 2013

Comentario a "Las Horas Fortuitas". (2 de 3)

Café San Patricio, Zacatecas.

Segundo.

Hace unos días terminé de leer El novelista ingenuo y el sentimental (Random House Mondadori, 2012), por Orhan Pamuk. En él, el premio Nóbel de Literatura 2006 habla que toda novela tiene un centro o un tópico donde todas las terminaciones literarias, a manera de nervios, se unen.  «El lector de novelas literarias sabe que cada árbol del paisaje […] está ahí para resaltar el significado más profundo, el centro secreto que se halla en algún lugar bajo la superficie» (p. 122). Esto es ya una obviedad, para quien es un lector o tiene un recorrido hecho en los libros: el lector reconstruye el libro, como detective, para encontrar el secreto o el centro que el autor nos dejó en el libro. Siempre volveré a la novela para responder esta pregunta y la pendiente allá arriba.
¿Cuál es la búsqueda de Las horas fortuitas, el centro, empleando las terminaciones de Orhan Pamuk? Primero, el tiempo es pieza esencial en la obra, hay que tomarlo siempre en cuenta, porque «en torno a él se atan las certezas e incertidumbres del narrador» (García, 11 de septiembre de 2012). El tiempo permite apreciar el cuadro: un hombre dolido. Segundo, importa hacer una lectura minuciosa de  esta novela corta. Segundo, como lector descubrí que hay temas que se entrelazan y se confunden o confunden (¡acierto del autor!). Plantea un hombre (Andrés) que no ha logrado cerrar el duelo tras la ruptura con su pareja (Iván) y su proceso ha durado diez años y durará más tiempo. En esta duración, se descubre un personaje (Andrés) que deambula, un Ulises.
Segundo, los personajes periféricos a la pareja son también importantes, como lo hace notar el dr. Alejandro García:
Laura cobra lo que le han hecho y con eso se lleva por delante a Iván y a Andrés. Sólo después sabrán que han sido víctimas del juego sucio y que aunque esto destrabe las imágenes, tendrán que reconocer que han sido incapaces de buscarse, de decirse, de reclamarse y se han conformado con vivir las horas fortuitas, las horas de la no existencia, a merced de la furia y los rencores del pensamiento. La felicidad no será. ¿Algún día fue posible? (11 de septiembre de 2012)
Laura coloca la semilla, sin embargo, la ingenuidad o estupidez de Iván hace germinarla: el hecho de creer a fe ciega lo que se dice. Un amor condicionado por el dinero, es lo que se trasluce en este conflicto. Una banalidad finalmente que costará el tiempo y el amor a Andrés.  Ante esta ¿desconfianza? o estupidez, nace lo que se concluye: ruptura producido por un chisme.
Tercero, un tema tratado por la novela son, obviamente, las relaciones amorosas, en este caso el habido entre Andrés e Iván. ¿Es acaso este el tópico central de la novela corta? Andrés está añorando su pasado, como si buscara en él asirse de lo que dejó en la vuelta de la esquina, aunque, como Penélope, teje sus esperanzas para el retorno del héroe o su amor.
Creo que el tópico central se difuminan en relaciones que siempre son difíciles e implica un trabajo entre dos. Es decir, ¿cuál es la difusión del tópico? El tema central es, sin duda, el amor (orientado en las relaciones homosexuales o noviazgo),  que se expande hacia otros aspectos: la espera, el dolor, el engaño y el juego. Sin embargo este atrevimiento lo tomo con palillos chinos, puesto que en el principio de la novela nos plantea un personaje que vive un duelo tras la ruptura con su pareja hace diez años —los psicoanalistas dirían que la situación del sujeto ya rallaría con lo enfermo u obsesivo, sin embargo hay que depositar en la biblioteca la teoría psicoanalítica un momento y no enfrascarnos en estas cuestiones —. En otras palabras,  como lector, creí que el centro era la ruptura y la novela fue volcándose hacia las relaciones amorosas y los conflictos existentes en la alcoba y no me refiero a cuestiones sexuales, sino también anímicas. Son las mismas trampas que el autor colocó.
Portal de Rosales (Derecha).
Bien, es cierto que las relaciones amorosas son difíciles, sin embargo, ¿existe diferencia entre las heterosexuales y las homosexuales? Es una pregunta que me planteé mientras leía el texto y, por supuesto, desde mi punto de vista, no existe diferencia y lo único que cambia son los gustos o preferencias. Lo anterior es ya una obviedad y no he descubierto la ciudad dorada de los prehispánicos.
Ante este centro, el tiempo es esencial para encontrar, puesto que
Ante este centro ¿cuál sería, pues, la novedad en la novela? En el apartado previo, hablé sobre la honestidad del texto y que su centro es la relación homosexual ya mencionada. El tópico del homosexual visto sin el aspecto negativo ya está trabajado, mencioné a Maurice; por otro lado, Las noches salvajes (Tusquets Editores, 1993) propone un músico que se presta libertades sexuales y habla sin tapujos el otro aspecto de la homosexualidad: el sexo, el VIH, la promiscuidad y las adicciones. Novelas sobre rupturas hay muchos ejemplos. La novedad, pudiera ser, el replanteamiento del mito de Penélope, quien espera el retorno del amado, enfocado en la homosexualidad, por supuesto.


1 comentario:

Anónimo dijo...

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