Es clave el próximo 15 de septiembre, no es porque sea un momento de celebración acerca de nuestro 201 años de libertad, sino es un momento de reflexión sobre lo que es el mexicano, qué camino hemos recorrido como sociedad y qué es lo que nos espera. El año pasado se festejó el bicentenario de esta fecha tan más importante, aunque, desde mi punto de vista, se trató meramente de un festejo insípido, de desbordamiento económico e insípido. Es decir, se optó por el circo y no por la reflexión. Pura patraña partidista para sumergir a un pueblo en la diversión que, en cierta medida, no tiene nada de malo. Lo desagradable de la situación fue esa falta de interés de las Autoridades Gubernamentales para impulsar la reflexión sobre qué es lo mexicano.
Entonces, lo más probable que me diga es: "si tu discurso es una crítica a la falta de interés por saber qué es lo mexicano, por qué, en vez de tanta verborrea, no explicas lo que es". Vaya, es una cuestión interesante que me mantiene frente a la pared y la espada. El mexicano, alejándome de toda la verborréa oficialista (acuérdase del bombardeo patriótico en tiempo del PRI y el absurdo oficialista del PAN), es un ente indefinido, sin clasificación alguna. Pues fue una salida un tanto "sacado de la manga", pero es cierto. Si nos vamos a cuestiones culturales, se observa que el mexicano tiene de todo un poco: prehispánico y europeo (más específicamente la española). Es que, para ser sincero, México es un país muy joven, en su etapa infantil, todavía está en búsqueda de lo que somos y lo que nos hace únicos, frente a aquellos países pares (es decir, latinoamericanos). Pero ¿qué es lo que nos hace comunes entre muchos países?: la religión católica, es cierto que es una marca que está muy sepultado en nosotros, una marca que viene desde nuestras raíces (acuérdase que, aparte de la conquista mediante las armas, hubo una conquista espiritual, hecha por los frailes católicos), es bien sabido que México es de los principales países que llena las arcas del vaticano no sólo con dinero, sino con sacerdotes. El lenguaje también nos hace comunes frente a otros: el español, aclarando que hablo en lo general, puesto que el español mexicano es muy diferente al de los demás, debido a los modismos y la influencia de nuestro pasado prehispánico, en lo estándar el español es lo común, como el inglés es común en Inglaterra y Estados Unidos.
¿Qué es lo que nos hace diferentes? La cultura. Tomaré la música de mi país frente a la peruana. En México nace el mariachi, a principios del siglo XIX, en Jalisco. Sobre el origen de la terminología, uno de los mitos más hermosos y curiosos, fue que los invasores franceses, al llegar a Jalisco (lugar donde se origina el género) vieron la alagarabía instrumental del mariachi y lo primero que pensaron fue: "C'est un mariage" (Es una boda), ya después se derivó a marriach y, finalmente, mariachi. Aunque hay muchas hipótesis sobre el origen, como la manejada por Fernando Díez de Urdanivia. En Perú, hay una fuerte influencia por la música andina, por ejemplo, la música huanca. Su vitalidad se haya en los ritmos carnavalescos y religiosos, tal como la chonguinada. Claro, hay que mencionar que el origen de la música en el Perú va de la mano con la danza tradicional. Añádese la ranchera a la mexicana. Lo anterior hace pensar, precisamente, en que la diferencia radica en el origen de la misma civilización. En México, había muchísimas tribus nativas, en su mayoría dominadas por los mexicas; en Perú son los incas.
Entonces, lo más probable que me diga es: "si tu discurso es una crítica a la falta de interés por saber qué es lo mexicano, por qué, en vez de tanta verborrea, no explicas lo que es". Vaya, es una cuestión interesante que me mantiene frente a la pared y la espada. El mexicano, alejándome de toda la verborréa oficialista (acuérdase del bombardeo patriótico en tiempo del PRI y el absurdo oficialista del PAN), es un ente indefinido, sin clasificación alguna. Pues fue una salida un tanto "sacado de la manga", pero es cierto. Si nos vamos a cuestiones culturales, se observa que el mexicano tiene de todo un poco: prehispánico y europeo (más específicamente la española). Es que, para ser sincero, México es un país muy joven, en su etapa infantil, todavía está en búsqueda de lo que somos y lo que nos hace únicos, frente a aquellos países pares (es decir, latinoamericanos). Pero ¿qué es lo que nos hace comunes entre muchos países?: la religión católica, es cierto que es una marca que está muy sepultado en nosotros, una marca que viene desde nuestras raíces (acuérdase que, aparte de la conquista mediante las armas, hubo una conquista espiritual, hecha por los frailes católicos), es bien sabido que México es de los principales países que llena las arcas del vaticano no sólo con dinero, sino con sacerdotes. El lenguaje también nos hace comunes frente a otros: el español, aclarando que hablo en lo general, puesto que el español mexicano es muy diferente al de los demás, debido a los modismos y la influencia de nuestro pasado prehispánico, en lo estándar el español es lo común, como el inglés es común en Inglaterra y Estados Unidos.
¿Qué es lo que nos hace diferentes? La cultura. Tomaré la música de mi país frente a la peruana. En México nace el mariachi, a principios del siglo XIX, en Jalisco. Sobre el origen de la terminología, uno de los mitos más hermosos y curiosos, fue que los invasores franceses, al llegar a Jalisco (lugar donde se origina el género) vieron la alagarabía instrumental del mariachi y lo primero que pensaron fue: "C'est un mariage" (Es una boda), ya después se derivó a marriach y, finalmente, mariachi. Aunque hay muchas hipótesis sobre el origen, como la manejada por Fernando Díez de Urdanivia. En Perú, hay una fuerte influencia por la música andina, por ejemplo, la música huanca. Su vitalidad se haya en los ritmos carnavalescos y religiosos, tal como la chonguinada. Claro, hay que mencionar que el origen de la música en el Perú va de la mano con la danza tradicional. Añádese la ranchera a la mexicana. Lo anterior hace pensar, precisamente, en que la diferencia radica en el origen de la misma civilización. En México, había muchísimas tribus nativas, en su mayoría dominadas por los mexicas; en Perú son los incas.
La literatura, saber que la literatura es diferente en nuestro país es, en cierta manera, un chaleto de siete varas la cual no me quiero poner. No por miedo, sino es difícil de asir como tal, por sus implicaciones culturales diversas, cotejadas con las diferentes ideas del quehacer literario. Es decir, la literatura se forma, en gran medida, desde lo individual en conjunto con el contexto, el movimiento y las lecturas del autor. Claro, es una idea bastante aterrorizante y simplicista.
I Conflicto padres-hijos
Admito que no di una respuesta contundente sobre lo mexicano, es precisamente porque no tengo una firmeza para ello, puesto que lo mexicano aún sigue, desde mi punto de vista, muy difícil de asir, de saber y de diferenciar, debido que el país es joven y no ha habido una conciencia entre los habitantes para definirla. Echarle la culpa a la masa es una salida fácil, en lo personal, puesto que me permite evadir de mis responsabilidad como miembro de la sociedad. En fin, no me siento capaz de definirlo, puesto que siento que es preciso ahondar sobre ello.
Ahora, hablemos sobre Independencia. Es claro que el problema en el virreinato fue las injusticias que los criollos vivían, puesto que se sentían herederos de lo que sus padres habían conquistado. Se daba prioridad, en cuanto a los puestos y a los negocios virreinales, a los peninsulares. Por ello, el criollo, buscando un lugar dentro de la sociedad, golpea a sus padres (los peninsulares) para obtener un papel en la estructura social.
Ahora, hablemos sobre Independencia. Es claro que el problema en el virreinato fue las injusticias que los criollos vivían, puesto que se sentían herederos de lo que sus padres habían conquistado. Se daba prioridad, en cuanto a los puestos y a los negocios virreinales, a los peninsulares. Por ello, el criollo, buscando un lugar dentro de la sociedad, golpea a sus padres (los peninsulares) para obtener un papel en la estructura social.
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