

Por otro lado, yo no tengo nada de guitarrista, pero amo tocar la flauta; que por cierto, soy malísimo.
La literatura no es mi premio de consolación, sino que es una virtud, al igual que la musica, que deseo desarrollar a la perfección.
A un flautista que admiro bastante es a mi tío Edgar. Él, junto con otros músicos, desde siempre me han alegrado. De hecho, el pasado ocho de marzo, tocó junto con otro amigo y una cantante chilena (que por cierto es agradable y muy bonita) varias canciones de compositoras o que hablan de la mujer.
Bueno, pues, es el músico de la familia y yo el escritor. Espero que ambos triunfemos en la vida, al igual que toda mi familia, mis amigos, mis compañeros escritores y todos mis conocidos.
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