No recuerdo quién decía “cuando el futuro nos alcance”. El futuro en la lengua ¿qué es lo que depara para el español? Hace tiempo me puse a reflexionar sobre cómo la lengua es el refuerzo del poder de una nación o un grupo de nativos. Es un acto, pues, de asesinato cultural, donde las más débiles se ven devoradas y, en pocos casos, fusionadas con las fuertes. Es el caso de la lengua española que ha vivido un proceso constante de evolución y de añadiduras. Este fenómeno es lo que fortalece, de alguna manera, el español.
Los árabes, como se sabe, conquistaron gran parte de la península ibérica. Parte de su legado a la región fue los arabismos que se ve impregnada el idioma. De las apropiaciones más evidentes son aquellas que inician con al- —alfombra, alcohol—, aunque, también, el español convirtió ciertos vocablos por considerárseles difícil en su pronunciación o por simple comodidad fonética. Se tiene el caso de la palatalización de l/l y n/n en l y ñ —por ejemplo, annil (añil), banua (albañil). Pero la decadencia de su influencia se debe cuando se es considerada como una lengua vulgar, inferior, en cierta manera, a lo castellano. En ello, pues, se observa una cuestión política e ideológica: ¿cómo adoptar modismos de una civilización que, más por ser extranjera, es invasora? Era de esperar el profundo desprecio hacia lo extranjero o mejor dicho un gran rencor. Es curioso que España vivió dos procesos (tal vez más) como víctima y victimario de otras culturas. Fue invasor e invadido. En el caso de América, optó por borrar la lengua de las demás civilizaciones al considerarlas bárbaras e inútiles, pero con el tiempo hubo una absorción del lenguaje, en especial el náhuatl, puesto que no había una palabra para definir concretamente al concepto, hubo traducciones de la misma, pero nunca una cercanía total. Tal es el caso de axolotl o ajolote.
También, se ha visto una nueva fusión entre dos entidades lingüísticas de gran prestigio y con un gran poder patrocinándoles a cada uno. Me refiero al inglés y al español. Es en la frontera con México, donde se está viviendo el fenómeno del spanglish, mezcla inusual de dichos idiomas, lo cual es un paso hacia la (re)adaptación de las lenguas en un contexto político diferente. To park es lo que en spanglish se puede traducir como parquear. Estacionarse. Es lo que está sucediendo con el español: se está estacionando en un idioma distinto debido al flujo constante de los migrantes hispanoamericanos que cruzan hacia Estados Unidos por cuestión económica. Además, con el desarrollo de la lengua, se vive un fenómeno parecido donde influye la tecnología sobre la creación de nuevos conceptos (aún no aceptos) que ya son comunes en el habla popular: twittear y facebukear. Estos términos, pues, están relacionados con dichas redes sociales, las cuales se han visto desarrolladas en la última década. Ahora, pues, se viven dos fenómenos que están enriqueciendo a la lengua española: 1)el spanglish y 2) el nuevo vocabulario relacionado con las redes sociales. Además, añádase a ello la escritura montaña rusa, propia de la generación Nini, que se emplea mucho en los mensajes de textos o en los chat —como Windows Live Messenger. Un ejemplo: ¿wooOOOoollaa aaMiiga coooooMOoooo eeesSTaaass? O las abreviaturas de palabras.
Nuestra lengua se está enfrentando a una serie de cambios donde se confrontarán la comodidad de los hablantes con la rigidez normativa de la gramática oficial. Con ello, pues, se vive un nuevo proceso de acoplamiento lingüístico donde la lengua tiene que ceder, pero en otras saldrá triunfante. Es una nueva lucha de poder, el nuevo enemigo es la tecnología y, en cierta manera, la ciencia. Este choque lingüístico apenas comienza y es un momento que me pone a reflexionar si el español va desaparecer como otras, nacerá una nueva o simplemente succionará parte del léxico que, como en el caso de los árabes y los aztecas, no existe unas palabras que ayudan a definir el concepto que se describe con dicho término.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario