lunes, 26 de noviembre de 2007

La danza que nunca sería inmortalizada



A Falina, una gran amiga.




Romina jaló el gatillo del revólver. La bala, tras romper el viento con su velocidad, perforó la cabeza. Algunas gotas de sangre cayeron sobre el muro de atrás. El impacto empujó la cabeza y el cuerpo al suelo. Ella naufragó en un Nilo rojo y pegajoso cuyo cauce aumentaba velozmente. Un dedo índice tembló y después fue imitado por los demás. Las manos cogieron los senos mientras que el cuerpo realizaba movimientos bruscos. El rostro se tornó morado y unos sonidos guturales eran expulsados. Hermoso Nilo rojo, como en tiempos de sequía, iba reduciéndose hasta quedar en un arroyo. Romina se levantó, miró alrededor y vio que su danza de la caída jamás sería inmortalizada.

Origen de la brevedad del texto anterior
¿Cómo surgió la idea o el tema? Curiosamente, surgió tras ver una película Dancer in the dark[1]. Tras haberlo terminado, tenía la idea en la mente, como repicando constantemente. Era una idea flotando por una zona oscura que debía ser tomada lo antes posible. Me senté frente a mi computadora, nada salía y ni si quiera un érase una vez. Estaba desesperado y desistí en escribir ese día, pero dejé la idea central en un archivo por separado. Dejé la idea descansando durante unas semanas, largas semanas en que mi mente se entretenía haciendo encrucijadas en otros relatos breves.
Un buen día decidí retomar la idea que dejé entre mis curiosidades literarias. Antes de escribir, tuve que elegir la extensión de la obra. No obstante, tuve en mente la noveleta, el cuento y el cuento breve. Intenté esquematizar unas vagas ideas para la creación de la noveleta, pero me di cuenta que sería un error manejarlo como una noveleta, porque la anécdota era muy simple y no necesitaba de tanta extensión, a mi gusto claro está. Entonces, fui que elegí el cuento y jamás tomé en cuenta el poema por el simple hecho de que soy muy malo para componer poemas y, además, quería mostrar el tema de una manera digerible y que se quedase grabada en la mente del lector. Así que mi elección fue el cuento.
Hube que reescribir la historia varias veces, porque no me agradaba cómo había quedado. Hube terminado una versión del texto, pero me pareció muy común, quería romper con la forma. Deseaba innovar en cuanto al tratamiento de la temática. Cuando Romina muere y resucita, me pareció de buen gusto hacer que la sangre de la mujer regresara a la cabeza. En este punto, traté de explotar lo más que pude la idea, pero resultó que hice muchísimas imágenes que volvían cansada la lectura. Así que, como dijo un poeta, utilicé a mi pesar la goma del lápiz para borrar aquellas frases, ideas e incluso imágenes. Trabajé, sin querer, la brevedad y utilicé la economía del lenguaje como arma infalible.
Tras finalizar la corrección personal, me di cuenta que había escrito un cuento breve. Ahora, bien, hube que escoger un título para el texto. Estaba inmortalidad absurda y Romina; Manchas sobre la pared. Eran títulos muy malos. La Inmortalidad absurda regala el texto y no atrapaba al lector, lo condicionaba y no hacía que lo degustara como yo lo hice al escribirlo. Romina, aunque es el nombre del personaje, no decía nada y ni sugería nada. Fue desechado como la primera. Manchas sobre la pared me pareció muy tosco, muy chabacano, porque no decía nada. Manchas sobre la pared sugería a una mujer que pintaba (sí se leía la primera frase) y que danza de la caída jamás sería inmortalizada. Lo llevé al taller literario, impartido por Alejandro García, con el objetivo de hacer correcciones. Admito que sí hubo que cambiar algunas cuestiones, las cuales no recuerdo, pero mis compañeros me sugirieron que hiciera más corto el título. Así que el título quedó La danza que nunca sería inmortalizada, tomando en cuenta la última frase del texto.
Ahora que leo y escribo este pequeño ensayo, me di cuenta de un error sobre la última frase del texto y el título. Cambié el jamás por nunca, aunque es un error intrascendental porque con el jamás rompe un ritmo suave y misterioso que se hace crea con el nunca.
La temática del cuento anterior es simple: la inmortalidad de una persona. A grandes rasgos es lo siguiente, una mujer se harta de la inmortalidad que, por uno u otro motivo que dejé al aire para que el lector lo dedujera o lo inventase, y se suicida; se da cuenta que no puede quitarse la vida (obviamente). Aunque parezca ser un texto bastante sencillo y, hasta cierto grado, simplón, fue uno de los cuentos más difíciles que escribí, porque la temática, quiérase o no, es muy común en el mundo literario. Por lo tanto, debía innovar en cuanto al tratamiento de la temática.


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[1] Dancer in the Dark (Bailar en la Oscuridad, Bailando en la oscuridad, Bailarina en la oscuridad o Danzando en la oscuridad) es una película dirigida por Lars von Trier en el año 2000. Este drama musical cuenta con las actuaciones de la cantante islandesa Björk, la actriz francesa Catherine Deneuve, David Morse y el sueco Peter Stormare. Es la tercera de la trilogía fílmica "Corazón dorado" de von Trier en la que se incluyen Breaking the Waves (Contra Viento y Marea, también Rompiendo las olas) con Emily Watson y Los idiotas; todas historias de heroínas que se mantienen inocentes pese a sus acciones. La banda sonora de la película, luego editada en el álbum "Selmasongs", fue creada en su totalidad por Björk. Se trata de una coproducción en la que participaron Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Suecia, Finlandia, Islandia y Noruega.

2 comentarios:

SyNiEsTrA dijo...

ohhh, que bien, me gusto tu texto, ja, bueno nada más visitando x q no tengo ganas de hacer otra cosa...,

Anónimo dijo...

hola!
yo me acuerdo de esa lectura, fue muy buena, es muy buena, y a varias personas les gusto, y tiene un toke de ponerse a pensar, en algo, no se, me puso a pensar mucho jeje, muy bueno.
adios!

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