sábado, 10 de junio de 2006

Universus Cardelista.


El maestro da la señal, el Director entra solemnemente. Es recibido con una lluvia de aplausos.
Los alumnos colocan sus partituras a la vista, toman sus guitarras electricas o acústicas, sus violines, flautas, Saxofones, baterías, teclados o clarinetes. El Director hace la señal.
Los instrumentos son tocados armoniosamente, los espectadores se emocionan, algunos cantan y otros tararean hasta que los violines se desafinan y se pierde el ritmo.
Se comprende que es muy difícil tocar al unísono y más cuando uno se encuentra nervioso.
Pasan minutos, los violines se reincorporan. El delicioso sonido hace excitar a cualquier. El tiempo pasa cuál si fuese un río.
La música termina... el maestro dice que es tiempo de que los demás maestros toquen, mientras los aprendices descansan. El Maestro de Batería se emociona y hace un sólo... los espectadores murmuran entre sí: "Rudy, Rudy" Sí, Rudy, por aquel programa de televisión tan conocido.
El Director toma un hermoso saxofón y sopla. Por sus gestos, se nota que está muy inspirado. Los maestros terminan su primera y su segunda interpretación y sucede lo que una persona jamás debe hacer en un teatro o en un concierto de cualquier tipo. Un hombre gordo, de lentes, se levanta y dice, dirigiendose al Director: "su música está bien..., pero como... la interpreta...s no de...debe hacer...lo con cierta ló...gi...ca". El hombre está borracho y ni siquiera podía hablar.
El público aplaude y lo vitorea ("cuán bajo puede caer un ser humano", murmuran algunos). El borracho se anima a seguir hablando, pero el público le grita que se siente o se vaya. Él, sin más ánimo, se sienta.

Los alumnos vuelven a sus lugares y toman ss respectivos instrumentos.
Interpretan "Dame" y, en eso, que se cae la protección de una lámpara. Algunos espectadores murmuran, inquietos, "qué les habrá pasado a los bateristas".

La Negra Tomasa resuena en todo el lugar. Los espectadores se emocionan, acompañan a los músicos con aplausos, gritan o cantan, vitorean; quieren levantarse a bailar, pero les da pena o creen que es una falta de respeto. Gritan y vitorean, el éxtasis llegó y se terminó hasta que interpretaron Texas.
Se termina el concierto, todos dicen adiós y cada quien regresa a su vida normal.










NOTA BENE: Cardelli estuviste genial en el concierto, muchas felicidades y cuando vuelvas a tocar nos avisas para irte a escuchar. Suerte!!
Ningún baterista resultó herido.

1 comentario:

León Sierra dijo...

te has pasado por mi blog, te han gustado los textos, me lo has dicho y te lo agradezco...!

pero me aterra pensar que entre tus links tienes uno muy completo del nacionalsocialismo...!

si crees en esas ideas no tienes nada que hacer en mi blog, caso contrario serás bienvenido.

detesto el fascismo, es la escoria de la historia humana.

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